Si algo bueno trajo 2020 es que puso los beneficios del teletrabajo ante los ojos de todos, demostrando hasta a los más escépticos que es posible generar ingresos y cumplir tareas sin pasar 8 horas al día lejos de nuestra familia ni sacrificar por falta de tiempo todo lo que más nos llena.
Ahora, millones de personas en todo el mundo están dejando sus empleos ante la obligación de volver a la oficina [2], llevando hasta las empresas más reticentes a apostar por la flexibilidad del trabajo remoto con el fin de retener unos talentos que cada vez priorizan más su bienestar personal.
También son cada vez más las compañías que optan por implantar el teletrabajo de forma estable, tras comprobar las ventajas que este nuevo paradigma trae consigo: desde la reducción de los costes, hasta el incremento de la productividad y motivación de sus empleados o la posibilidad de ampliar la búsqueda de talentos mucho más allá de las fronteras regionales y nacionales.
Llevo trabajando exclusivamente online desde hace más de 13 años, así que puedes imaginar la ilusión que me hace ver que cada vez más personas tienen hoy la oportunidad de forjar una carrera satisfactoria y rentable en este mundo, sin importar dónde residan.
Lo que cuando yo empecé era una realidad oculta para la mayoría, se ha convertido en el mercado laboral más grande y sólido jamás existido. Y no para de crecer minuto a minuto.
Pero aún existen falsos mitos que alejan a muchos de la libertad geográfica, económica y de horarios que podría proporcionarles el trabajo virtual: entre ellos, la creencia errónea de que para trabajar con una empresa de otro país sea imprescindible saber inglés; o que para impulsar una carrera en el ámbito digital haga falta dominar la tecnología, saber programar o entender de marketing digital. Nada más falso, como mostraré en La Semana del Trabajo Virtual.
Además, el boom de las plataformas para la búsqueda y contratación de trabajo virtual al que estamos asistiendo desde 2020 hace que el número de candidatos por cada vacante se haya disparado, dificultando a menudo la consecución de un contrato para quienes no saben cómo atraer la atención de los empleadores.